Esta es la historia de una introspección. El viaje al interior de uno mismo con apariencia de escapada hacia el horizonte.

Como espectador de lo externo, escudriño y descubro conceptos visuales que me resultan engañosos: ‘la felicidad’, ‘el paraíso’, la ‘libertad’, el ‘tiempo’, los ‘otros’, ‘yo’… Embebido todo de una dulzona sensación de orden, equilibrio y seguridad.

Registro intuitivamente lo que me llama sin la conciencia de estar buscando algo concreto.

Meses más tarde, me encuentro de nuevo con este material casi olvidado y descubro en él una historia que incomprensiblemente se había mantenido oculta. Además, confirmo algo ya obvio: mirar a través del visor de una cámara permite la apropiación de pedazos de realidad externa que acaba transformándose en propia.

¿Será esta una manera de autorretratarme? Y si es así, al hacerlo, ¿qué prima más en mí, lo intuitivo y animal o la razón?

Tengo mi respuesta para estas preguntas.